lunes, 27 de junio de 2011

Suspensión

Este blog queda suspendido hasta nuevo salario. Mientras tanto, síganme en:
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miércoles, 15 de junio de 2011

El último día (de este salario)

Como bien dicen, no hay plazo que no se cumpla ni fecha que no llegue. Hoy, salgo por la puerta delantera de esta institución educativa de la que tanto me harté. Las cosas, en realidad, no estaban tan mal; el problema era que no pasaba nada.

Espero cambiar las horas-nalga por algo más productivo. Quiero lograr algo para mi y no para un judío desconocido, que lucra con nosotros, que nos venimos a sentar por largas, y aparentemente interminables horas, frente a una computadora; si me voy a joder la vista, que por lo menos se refleje en mi conocimiento y mi bolsillo.

Me voy recordando a la chica que venía buscando al artista plástico de las bubis y las pompis, o a la gente que está segura que la imprenta se inventó después de que cayera el Muro de Berlín: joyas contemporáneas de la idiotez. Me quedo con mis compañeros, que están aquí chingándole para salir adelante. Me quedo con el aprendizaje. Me llevo las anécdotas, que espero contar pronto, cuando tenga que mezclarme con mis nuevos amiguitos asalariados. Porque eso si, renuncio, pero sigo pagando cuentas, rentas y gustos.

Al final, trabajar es una forma de darle sentido a la vida, por lo demás carente de él. El problema real es cuando dejamos que ese sentido sea impuesto por algún capitalista anónimo, por algún jefe obtuso o por nuestra propia indecisión. ¡A seguir!

miércoles, 8 de junio de 2011

No hay que regalarse

Estuve "conversando" con mi buen amigo, EDR, quien fue compañero mío en esta no tan H. Institución y hoy labora en la muy ilustre UNAM. Las cosas en los dos lugares son básicamente las mismas: trabajamos para alguien más.

Esto puede parecer, y seguramente lo hará, algo normal, algo común, lo que pasa. La cosa es que no todos buscamos esto (y me atrevo a decir que pocos lo hacen). EDR decía que la cuestión es no regalarse.

¿Regalar qué?

Regalar esfuerzo, trabajo y tiempo (mucho tiempo) a gente que puede o no utilizar esto, que puede o no ser otro empleado, pero que definitivamente no son nosotros. Gente que lucra de alguna forma u otra con la situación en la cual estamos inmersos, la de ser asalariado.

Creo que todos buscamos ser nuestros propios jefes, y a menudo la respuesta a este deseo es un lacónico "está cabrón". Seguro, está cabrón, pero me parece que es mucho peor la chinga de trabajar en algo que no te satisface, que no te llena y en donde no puedes explotar tus habilidades al máximo.

¿Cómo no regalarse?

No sé, sigo buscando. Les reporto.